miércoles, 7 de noviembre de 2007

FUERZA Y HONOR


El pasado día 20 se nos fue Juan Antonio Cebrián, uno de los grandes, uno de los nuestros.
El Capitán de la Rosa de los Vientos partió hacia otros rumbos, a la conquista de los reinos del alma, al lugar donde habitan los unicornios, los dioses antiguos, los bardos que cantaron la historia y ocultaron el rastro de sus huellas humildemente.
Pero nos deja, a modo de cuaderno de bitácora, como guía maestra, su memoria de hombre de bien, de periodista lúcido, de comunicador de corazón abierto, pero sobre todo de amigo que hacía de la amistad una palabra llena de significados hoy casi perdidos.

Antonio Garcia Barbeito (colaborador en el programa de Carlos Herrera) decía al día siguiente:

“Y encima la noche se nos queda huérfana. Más ciega que antes sin la voz de Juan Antonio Cebrián. El compañero, argonauta de la madrugada, se ha ido tras su corazón. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal que ha derribado. Hoy, como otras veces, qué sencilla es la muerte. Qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada. Ahora la Radio, cuando eche a andar a la hora de las sombras, hallará la noche envuelta en niebla y preguntará por ti Cebrián. Tú estarás aventando otra niebla en el viento, sin poder explicarte por qué se te deshojó tan pronto la Rosa.”

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