“Porque goles son amores y no buenas sensaciones”.
Ayer el equipo más grande del sur de España volvió a dar un recital de juego en Nervión. Desgraciadamente la tarde empezaba mal por el temita de las televisiones, pero gol a gol uno se iba olvidando de la imagen y disfrutando del fútbol en la radio.
Jiménez salió con el esquema que ya intuíamos, con un Renato enorme dirigiendo la orquesta desde el campo y un único punta, Kanouté. Desde el minuto uno de partido el equipo transmitía tranquilidad y buenas vibraciones. La defensa sólida, el mediocentro, robando balones y creando ocasiones con un Romaric que parece que le va cogiendo el tono a la competición liguera, y los de delante con los instrumentos afinadísimos. Así, viendo como el Duende de Los Palacios dejaba una y otra vez al pobre Balenciaga mirándole la matrícula, comenzó a sonar la música en el Pizjuán con dos goles de Kanouté y Renato.
En la segunda parte, antes del tercer y el cuarto gol, el Sevilla pudo sentenciar el partido si el Capo, voluntarioso pero con el punto de mira un poco ido en el día de ayer, hubiese visto a Kanouté sólo como la una en dos ocasiones. Los cambios de Jiménez volvieron a ser acertados y dejó ver a las claras la profundidad de banquillo de este equipo en el que cualquiera tiene cabida en el once titular. Adriano Correia, que sustituyó a un flojito Diego Capel, y al que el “red bull le ha dado alas”, confirmó su mejoría marcando el tercero tras una espléndida jugada de tiralíneas trenzada por Kanouté y Maresca. El cuarto y último lo marcó Chevagol tras pase de Konkó (mejoría también visible en el lateral francés), demostrando que es el delantero más efectivo y solvente de la liga. Justamente lo que ha conseguido Jiménez con esta plantilla: efectividad y solvencia. La calidad para cuando haga falta, porque este equipo de record (11 partidos de liga sin perder), para más “INRI”, también la tiene.
Qué no pare la música!!!
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